domingo, 24 de julio de 2016

CAPITULO XLII


ATENCION:ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITO +18.

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CAPITULO XLII

Luca sentía el cuerpo enorme y caliente de Sandro aplastado contra el suyo, y cuando el pintor metió su rodilla entre las piernas de la chica, abriéndolas para poder frotar el bulto que se había formado en su pantalón contra el de su aprendiz, la chica entro en pánico, sabiendo que Sandro iba a darse cuenta de que no era ningún chico y empezó a empujar los hombros del artista con sus manos.

-Maestro... Maestro... Ahora no es buena idea... Sofía me necesita. Todavía debo sacar la placenta y buscar un sitio donde poder montar un camastro para ella y la criatura....

Dijo con voz nerviosa, sintiendo que el aire se le atascaba en la garganta, pero Sandro no estaba dispuesto a ceder en su empeño y sus manos se deslizaron hasta las nalgas de la chica y las apretó con sus manos, amasándolas y sintiendo como si tuviera fuego corriendo por sus venas.

-Que lo haga Zoroastro.... Me vuelves loco Luca... Desde el día que te vi no he podido sacarte de mi mente... Necesito sentirte, y que tú me sientas, ragatzo mío... Mi joven ángel...

-¡¡¡Sandro, por favor!!! Sofía me necesita y él bebe también.

Grito Luca cada vez más nerviosa, porque ella misma estaba empezando a excitarse y si le seguía el juego sabía que todo el plan que había trazado con Leonardo se iba a ir al traste.

Sandro se apartó de ella a regañadientes, mirándola con deseo pero a la vez con algo que la chica no podía descifrar y se meso el pelo, apartándose los rizos que le caían sobre la cara.

-Está bien... Lo siento... No sé qué me ocurre.

Luca sonrió, inundándole ánimos al verlo tan decaído y le acaricio el brazo con delicadeza.

-Es culpa del tónico que te has bebido... Es relajante pero a la vez afrodisiaco. Contiene una gran cantidad de una planta que crece en Las Indias. Quizás debas salir a que te dé un poco el aire, y esta noche, cuando lo tenga todo listo, hablaremos.

Ella se mordió el labio, dejándole saber que no le había disgustado y Sandro asintió, intentando calmarse pero ver esos dientes blancos mordiendo esos labios carnosos no lo ayudaba y decidió que unas copas le vendrían estupendamente.

- Voy a salir... Mientras vosotros solucionáis....

Hizo un barrido con sus manos y encogiéndose de hombros, no supo que decir y sin más, se dio la vuelta y empezó a alejarse, casi huyendo. Sabía que si se quedaba cerca de su nuevo aprendiz no podría controlarse.

Luca lo vio salir por la puerta y sintió como se le encogía el estómago, pero no podía dejar a Sofía sola. Tenía que terminar con lo que había empezado antes de que los restos de placenta se infectaran en su interior o se desangrara por el corte peritoneal que le había practicado para poder sacar al bebe.

Casi arrastrando los pies por la pesadumbre, cogió trapos y agua limpios y se dirigió hacia los recién estrenados padres, levantando una ceja al ver que Leonardo y Girolamo habían desaparecido y se froto la cara cansada, sabiendo que durante las próximas 12 horas, los tres hombres serian insaciables debido a su tónico.


En otra parte del taller, Leonardo empujo con fuerza a Riario contra la pared, abriendo su camisa de un tirón y la tela se desgarro en sus manos, cosa que no le importo demasiado, dado que tenían más que suficiente como para comprar otra  y mientras las manos de Girolamo empujaban sus caderas contra las suyas, Leonardo se lanzó a besarle sin poder controlarse.
Quería lamer cada rincón de la piel de su amante, pero sabía que no había tiempo y que tenía que volver con Sofía pero eso no parecía desanimarlo. Casi como si les fuera la vida en ello, la boca de Leonardo gimió contra el aliento caliente de su conde y tras recorrer cada centímetro de su boca con su lengua bajo sus besos por su cuello, mordiendo con fuerza la garganta expuesta de Girolamo y el conde ahogo un grito, clavándole los dedos en la espalda.
Leonardo siguió bajando por su pecho, y tiro de las anillas que decoraban las tetillas de su amante con sus dientes y con prisas sus manos abrieron el pantalón de su némesis, haciendo saltar los caros botones.
La erección caliente y palpitante de Riario estaba ya perlada de líquido pre seminal y cuando los dedos de Leonardo la apretaron, ahogo un jadeo.

-Caro...tenemos que volver.... tu hermana nos necesita y Luca también....

Gruño el conde intentando llevar algo de cordura a su atribulada mente, pero Leonardo cayó sobre sus rodillas y sin mediar palabra, acogió la verga de su conde en su boca mientras su mano apretaba con fuerza el saco tenso de sus testículos.
Girolamo apretaba los dientes y meció sus caderas contra la boca húmeda de Leonardo, maldiciendo por la habilidad de su artista con su boca y su lengua.
Su mano se enredó en el pelo enmarañado de Leonardo y su cabeza golpeo contra la pared, al sentir como la lengua caliente y húmeda del maestro danzaba en su glande, jugando con el pendiente y bajo sus ojos para poder mirarlo.

Leonardo seguía  de rodillas, y mientras una de sus manos bombeaba la erección del conde contra su boca, la otra acariciaba el tenso saco de su amante, llevándolo casi al borde, pero cada vez que notaba las contracciones de Riario contra su lengua, apretaba la base de su erección y se retiraba lo suficiente para que Girolamo no se corriera.

-Maldita sea, Leo... Por favor, déjame correrme, para que pueda devolverte el favor....

Gruño el conde apretando los dientes y Leonardo negó, mirándolo a los ojos y lamiéndose los labios.

-Todavía no...

Y volvió a empezar, arrancando jadeos ahogados de la garganta de su amante, quien creía que iba a enloquecer si Leonardo no lo dejaba liberarse.

En el otro lado del taller, él bebe había dejado de gritar, pero podían oír a Zoroastro y a Sofía todavía sollozando de felicidad y aunque los dos sabían que debían ir junto a la pareja, no podían controlarse.

Al fin Leonardo dejo que Girolamo se corriera en su boca y subió hasta sus labios, besándolo con pasión y dejándole probar su propio sabor y Girolamo lo agarro de las caderas, empujándolo contra su cuerpo.
Leonardo gimió contra sus labios, y con prisas desabrocho sus pantalones, para que su conde pudiera devolverle el favor,  y Girolamo cayó sobre sus rodillas acogiéndolo en su boca, pero las caricias húmedas de la lengua del conde no parecían ser suficientes.
Su sangre era lava, corriendo desbocada por sus venas y sentía como su cuerpo se cubría de sudor, y su corazón latía deprisa como el de un potrillo salvaje.

-Oh... joder, Girolamo... Necesito más...

Y el conde entendió y a las caricias de su boca agrego las de sus dedos en la entrada de su artista y Leonardo empezó a bombear con más fuerza, cuando Riario encontró con sus dedos el punto justo en su interior.

Poco después, el artista se corrió, conteniendo un grito y se golpeó la cabeza con fuerza contra la pared, debida a la fuerza de su orgasmo.

Girolamo se puso en pie y acaricio los labios de Leonardo con su pulgar y lo beso, separándose al sentir que volvía a ponerse duro.

-Creo que lo que hemos bebido no era ningún relajante.... Ese demonio de chica ha preparado un afrodisiaco.

Mascullo Leonardo a la vez que ponían en orden sus ropas y aunque seguía excitado, sabía que su hermana lo necesitaba.

Riario asintió y una carcajada le broto del pecho, al ver como Leonardo intentaba controlarse.

-Vayamos a echar una mano y cuando la familia feliz este acomodada, te prometo que te hare gritar hasta que te quedes ronco, caro, pero primero déjame ir a por una camisa en condiciones. Has dejado esta echa mierda, Leonardo, pero por lo menos Luca estará contenta de tener trapos nuevos...


Un rato después, Sofía él bebe y Zoroastro descansaba en una de las alas del estudio en la habitación que habían improvisado Leonardo y el conde.

Leonardo había construido una especie de nido con unas tablas y Girolamo lo había rellenado con lana, y lienzos de algodón, haciendo un mullido lecho para que la bebe descansara.

Sofía Lucia agotada, con grandes ojeras bajo sus ojos verdes y sonrió al ver como su hermano cogía a la niña en brazos y la mecía, cantándole una suave canción.

-He pensado en que me gustaría llamarla Caterina...

Susurro la chica cuando el artista devolvió a la pequeña a su madre y Leonardo sintió como las lágrimas aguijoneaban sus ojos.

- Como madre.... Es un nombre precioso, Sofía.

Zo asintió, acariciando con dulzura el pelo de su esposa y miro con amor a su pequeña.

-Caterina Andrea di Peretola... Suena bien.... ¿Verdad?

Leonardo miro con orgullo a su amigo y le dio un fuerte abrazo.

- Suena estupendamente, hermano.

En cuando la nueva familia estuvo acomodada, Leonardo y Girolamo aprovecharon para escaparse de nuevo, perdiéndose entre besos y caricias durante lo que a ellos les parecieron segundos.

Sandro bebía una copa de vino tras otra pero esta vez el alcohol no lograba mitigar la excitación que sentía y sus pensamientos se volvieron confusos, mezclando en su mente a Netta, a Luca y a la bella Hécate.

Más que nunca necesitaba sentir... Necesitaba el contacto de otro cuerpo junto al suyo, pero no quería las atenciones del salón de la señorita Singh y tras arrojar unas monedas a la tabernera, cogió la jarra de vino y a trompicones se dirigió a su estudio.

Era noche cerrada y supuso que todos estarían durmiendo y sintió celos de Leonardo y de Girolamo, y de Sofía y Zoroastro.
Él nunca podría tener eso con nadie.
Esa maldita de Simonetta se había asegurado de ello, robándole el corazón y llevándoselo con ella a su fría tumba, pero añoraba sentir el calor de un cuerpo junto al suyo...
Un cuerpo que no lo torturara ni le infringiera dolor mientras follaban, como había hecho Netta,  si no uno que le prodigara dulces caricias y bonitas palabras, susurradas mientras se mecía junto a él, haciendo el amor.
Sintiéndose más solo que nunca, se tambaleo por su estudio, recorriendo sus obras con la mirada y ahí estaba ella... esa perra que lo había roto para siempre, riéndose del desde el inframundo y con rabia estrello la jara de vino contra uno de los lienzos, empezando luego a volcarlos uno tras otro y armando un escándalo de mil demonios.
Leonardo y Girolamo oyeron los gritos pero estaban demasiado ocupados prodigándose amor como para calmar a Sandro y decidieron dejarlo solo para que se desahogara.
Por suerte, Luca le había administrado un tónico a Sofía y a Zoroastro para que pudieran descansar tranquilos después del duro día y si la bebe se despertaba, ella misma se encargaría de ponerla en el pecho de su madre, pero primero ella debía descansar también, y tras quitarse todo el disfraz, se lavó en la jofaina y se tendió en la cama, agotada.

Luca abrió los ojos ante el estruendo que provenía de la parte de abajo del estudio y sin pensar envolvió su cuerpo desnudo en una sábana y corrió hacia abajo, sin ser consciente de que su disfraz había quedado olvidado arriba.

-¿Sandro?

Pregunto mirándolo al llegar abajo y el pintor se volvió al oír la voz de su joven aprendiz, pero allí no estaba Luca, si no Hécate...Su diosa y el artista se levantó del suelo, sintiendo como su erección crecía aún más, volviéndose dolorosa.

-Hazme el amor, bella Hécate...Por favor... No quiero estar solo...

Gimo el, avanzando con grandes zancadas hacia ella y Luca sintió como el aire se atascaba en su garganta cuando el pintor llego a ella y cogió su rostro entre sus manos.

CONTINUA EN EL CAPITULO 43


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