sábado, 9 de julio de 2016

UN ARBOL JUNTO AL TIBER ( FAN FIC LEARIO)


ATENCION: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE SEXO EXPLICITO.
CLASIFICACION POR DESCARGO R


ESTE POST ESTA DEDICADO A MI FIEL BREN, QUE SIEMPRE TIENE QUE CORREGIRME, EDITARME Y LEER TODO ANTES DE SER PUBLICADO SOBRE TODO TIENE QUE  COLMARSE DE PACIENCIA ANTE MIS LOCURAS. 

SI NO FUERA POR TI, ME DORMIRIA EN LOS LAURELES MAS QUE RR MARTIN CON VIENTOS DE INVIERNO, JAJAJAJAJAJA.

MAS DE UNA VEZ ME HAS PEDIDO ESTE ONE SHOT Y SIEMPRE TE DECIA...ALGUN DIA, Y ESE DIA HA LLEGADO. 
ESTE ES TU REGALO DE CUMPLEAÑOS.
ESPERO QUE LO DISFRUTES.
MIL GRACIAS POR TODO, DE VERDAD. 
ESTE FIC SIN TI NO SERIA LO MISMO.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ FELICIDADES ADELANTADAS!!!!!!!!! 


UN ARBOL JUNTO AL TIBER.

(ESTE ONE SHOT ESTA BASADO EN LA ESCENA DEL ARBOL DEL CAPITULO 6 DE LA TEMPORADA 1) 


Leonardo salió empapado de las aguas del Tíber, defraudado por no haber encontrado la segunda llave, y se dirigió al lugar donde había acordado reunirse con Nico y Zoroastro si lograba escapar de Sant Angelo.

Tras un rato llego al lugar y miro con rabia al Zoroastro.

-No he logrado conseguir la llave, y me quedare hasta conseguirla.

Dijo rabioso, apretando los dientes. Quería matar a Sixto y a Riario.  Después de tanto esfuerzo para entrar sus peripecias no habían servido de nada.
Zoroastro lo miro sonriendo y lo agarró del brazo, llevándolo hasta un árbol.

-Leo prepárate para una sorpresa.


Dijo con una sonrisa de oreja a oreja mostrándole al conde atado a un árbol.

-¿Como...?

Leo abrió los ojos por la sorpresa, totalmente alucinado. Riario estaba amordazado, y con la camisa abierta y Zo se cruzó de brazos, haciendo un gesto con la cabeza.


-Quería cortarle la verga, pero no tiene.

Dio Zoroastro divertido y Riario lo miro con furia, con la sangre resbalándole desde el corte que le había hecho Nico en la mejilla con su daga.
Leonardo dio un par de pasos hacia el árbol y le arranco la mordaza, y tras lamerse los labios, el conde hablo con voz ronca.


-Artista...veo que habéis escapado...

Dijo mirando desafiante a Leonardo. A pesar de estar inmovilizado y herido, seguía mirándolos a los tres con arrogancia.

-Y yo veo una llave que me vais a entregar.

Susurro Leonardo acercándose despacio. No sabía por qué pero su corazón había empezado a latir deprisa, y su sangre corría por sus venas, inflamándolo de excitación.

-Más os vale matarme antes.

Riario Se lamio la sangre que le resbalaba por la mejilla y Leo no pudo evitar contener un jadeo, pero sosteniéndole la mirada, le arranco la llave del cuello y Riario gruño con rabia, temblando por la ira.

-Os seguiré hasta el confín de la tierra para recuperar lo que es mío.


-Puede que llegue el día en que me vea obligado a quitaros la vida, Girolamo, pero no hoy. He entrado en vuestra casa y os he robado lo que mejor atesoráis.


Dijo Leonardo sosteniendo la llave delante de sus ojos y mirando al conde con los ojos encendidos por la furia.

-Pienso devolveros muy pronto el favor y robaros lo que más atesoráis vos.

Riario paseo sus ojos por el cuerpo de Leonardo, y el artista sintió como su verga se ponía dura a ver como esos ojos lo recorrían mirándolo con odio, pero a la vez con deseo.

-¡Dejadnos!! Tengo algo que decirle al conde.

Grito Leo volviéndose hacia Nico y hacia Zoroastro y el mestizo lo miro como si Leonardo se hubiera vuelto verde de repente.

-No creo que sea buena idea, Leo... Te están buscando... Si te encuentran aquí, solo con él, te mataran.

Leonardo lo miro con furia y negó con la cabeza.

-Me da igual. Iros. Nos encontraremos en el Perro Ladrador en un día. Tengo cosas que arreglar aquí antes de irme.

Zoroastro y Nico asintieron, y se marcharon dejándolos solos.

Leonardo cogió la daga que estaba en el suelo y se dirigió de nuevo al árbol, acercados a Riario y casi pegado a su cuerpo poso la punta de la hoja del arma en la garganta del hombre.

-¿Y que se supone que pensáis robarme, Conde?

Susurro Leonardo sosteniendo esa mirada que a la luz de los primeros rayos de sol refulgía con un destello verde.

Riario levanto la barbilla con orgullo y se arqueo hacia adelante, haciendo que el arma con la que Leo lo amenazaba se clavara un poco en su piel.

-Lo sabéis perfectamente, Artista... Y no tiene nada que ver ni con esas malditas llaves ni con la Bóveda Celeste... Es vuestro corazón lo que pienso robaros... Y No creo que necesite ningún arma para abriros el pecho y hacerme con él.

Leonardo jadeo, acercándose un poco más y la mano que tenía libre acaricio los marcados músculos del abdomen expuesto del Conde.

-¿Mi corazón? Creo que me infravaloráis, mi señor... No tengo corazón.... Además puedo robaros algo más que una simple llave...

Leonardo dejo caer la daga al suelo y se echó hacia atrás un poco, posando sus manos en las caderas de Girolamo y lo miro de arriba abajo, mordiéndose el labio al comprobar que el pantalón de su enemigo también denotaba una considerable erección bajo la tela negra.

-Parece que Zoroastro se equivocaba respecto a vuestra verga, Conde....

Leonardo levanto sus ojos hacia los de Girolamo y vio como él se mordía el labio, arqueándose hacia adelante.

- ¿Y qué es lo que pensáis robarme, Artista? Ya tenéis lo que más valoro y soy un hombre que no tiene ataduras en este mundo... Podéis quitarme la vida si os place.

Gruño Riario hablando con la voz ronca y Leonardo se acercó a él, pegándose a su pecho.

- Pienso robaros el alma, señor conde... Eso es lo que he querido siempre. Quiero robaros vuestra lujuria y hacer que sea solo mía...

-Hacedlo entonces si os place, artista....

Leonardo podía sentir el aliento cálido de Girolamo contra el suyo y sin poder contenerse más, acerco su boca a la de Girolamo y se apodero de sus labios chupándolos casi con desesperación y se sorprendió gratamente al sentir como la boca del conde se abría y su lengua húmeda rozaba la suya.
Ambos jadearon y las manos de Leonardo se desplazaron desde las estrechas caderas hasta los botones del pantalón de su némesis, abriéndolo y su mano se coló dentro, acogiendo en su mano la erección perlada de líquido pre seminal.
Riario ahogo un gemido al sentir como la mano de Leonardo lo acunada y forcejeo para soltarse, deseando poder tocar la piel del artista.

- Soltadme, Artista...Soltadme para que yo también pueda devolveros el favor...

Jadeo contra los labios de Leonardo.

-No pienso soltaros, Girolamo... Pero no me voy a ir sin conseguir lo que ansió.

Susurro Leonardo apretando entre sus dedos la verga de Riario. El Conde jadeo contra su aliento, aquejándose hacia adelante y Leonardo volvió a besarlo, saqueando su boca con húmedas caricias que hacían que la cabeza de Girolamo diera vueltas.

La mano libre de Leonardo tiro del pantalón de su némesis  bajándolo y dejando su trasero expuesto contra la corteza del árbol al que estaba atado y la palma de su mano abierta acaricio la nalga duras del conde, amasándola entre sus dedos y gimió, al sentir como Girolamo intentaba abrir las piernas. Mientras su otra mano seguía acariciando la erección del conde, Leo se separó un poco, y tiro de las cintas de su pantalón, sintiendo como la suya se henchía de deseo.
Sin decir ni una sola palabra, el artista acogió ambas erecciones en su mano y tras lamerse los dedos volvió a acariciar las nalgas de Girolamo, dirigiéndose a su entrada.
Despacio, tanteo con su dedo mojado el orificio del conde, y se sorprendió al encontrarlo estrecho y apretado cuando su dedo se deslizo en su interior.
Girolamo ahogo un grito contra los labios de Leonardo y forcejeo de nuevo, intentando soltarse.
Todo su cuerpo estaba en tensión por la necesidad de tocar al artista y abriendo sus enormes ojos, miro a Leonardo.

-Por favor... Libérame.... Necesito tocarte, Artista....

-No me pidas eso, Conde.... No puedo hacerlo...

Jadeo Leonardo empezando a moler sus caderas contra la mano que los acogía a ambos.

- Da Vinci... Oh...Dios Santo... No... No sé qué me está pasando....

Girolamo gimió, echando la cabeza hacia atrás y dándose contra el tronco, cuando Leonardo encontró con su dedo un punto sensible en su interior y el artista sonrió, mordiendo después la garganta expuesta del Conde.

- Se llama placer, Girolamo... Y esto es solo una muestra de lo que puedo darte... Deja a Sixto y ven conmigo... Juntos encontraremos la bóveda y el libro será nuestro...

- Si.... Si... Leonardo...Oh... joder... ¡¡¡ Si!!!!

Riario asintió, empujando su pelvis contra la mano de Leonardo y su cuerpo empezó a estremecerse entre temblores, sintiendo como si un rayo le recorriera la columna vertebral, tensando sus testículos y sin poder contenerse, un grito salió de su garganta al verter su simiente entre los dedos de Leonardo.

El artista no duro mucho al sentir como el calor de Girolamo mojaba su miembro y subió sus labios a los del conde, ahogando con sus besos los gritos de placer que seguían surgiendo de la garganta de su némesis, mientras vertía el suyo contra el miembro aun pulsante del conde.
Leonardo hundió su cara entre el hueco del cuello de Girolamo y respirando entrecortadamente, susurro en su oído.

-¿Si te suelto vendrás conmigo?

Riario se estremeció y asintió, girando la cabeza para buscar los labios de Leonardo.

- Artista. Ya os he dicho que iría hasta el fin del mundo para recuperar lo que es mío...  y vos siempre lo habéis sido...

Leonardo sonrió contra los labios de Girolamo y separándose a regañadientes, recogió la daga del suelo, cortando las cuerdas que mantenían al conde inmovilizado contra el árbol.

A pesar de estar armado, de repente se sintió vulnerable cuando Riario se acomodó la ropa y lo miro con un reflejo dorado en sus enormes ojos de largas pestañas.

- ¿Me vais a traicionar ahora llamando a vuestros guardias, Girolamo?

Pregunto Leonardo sin poder moverse y Riario sonrió, avanzando los cuatro pasos que lo separaban del artista y negó con la cabeza.

-Nunca... Y ahora si me permitís, artista, me gustaría llevaros a un sitio más privado. Quiero tener lo que nunca he tenido. Mi cuerpo siempre ha pertenecido a Dios y ahora es a vos a quien se lo entrego voluntariamente.... Mi cuerpo y mi alma son tuyos, Artista.

Susurro Girolamo envolviéndolo entre sus brazos y cuando los labios del conde buscaron los suyos, Leonardo lo supo....
Supo que al final Girolamo si le había robado lo que no creía poseer... 

CONTINUA EN EL CAPITULO 2


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4 comentarios:

  1. Quien sabe.... estamos casi en la recta final de hereje.... quizás debería empezar otro un poco distinto reescribiendo la serie y ciertas partes "interesantes" 😛

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