domingo, 6 de marzo de 2016

CAPITULO XI



ATENCION: ESTE POST CONTIENE ESCENAS DE CARACTER SEXUAL +18, LENGUAJE INAPROPIADO Y ESCENAS DE CARACTER VIOLENTO. CLASIFICACION POR DESCARGO: R. 



Horas más tarde, Leonardo se despertó ahogándose en el más absoluto de los placeres al sentir las succiones de una boca cálida en su sexo y arqueo las caderas, desesperado por hundirse más adentro.

Sus manos buscaron a Girolamo y una de ellas se afianzó en el amplio hombro del conde y la otra apartó el rebelde flequillo que caía en desordenados mechones sobre esos ojos oscuros de los que se había enamorado.


Riario mantenía los ojos cerrados, con las oscuras pestañas descansando sobre el nacimiento de los pómulos altos mientras sus labios seguían atormentando a Da Vinci, quien se retorcía entre jadeos, a la vez que empujaba contra el puño y la calidez de esa boca maravillosa.

No tardó mucho en verter su placer y al hacerlo, el nombre de su amante escapo entre jadeos ahogados de su garganta.

- Girolamo....

Las vibraciones de una risa reverberaron en su miembro y tras una última succión, Riario se separó de él, mirándolo directamente.

Los cálidos ojos castaños de Riario eran verdes a la luz de la mañana, que se filtraba por los ventanales a través de las cortinas,y estaban inyectados en sangre.

- No, artista... el gusano no está.

Leonardo retrocedió hacia atrás en la cama mirándolo y el terror más absoluto se aferró a su pecho.

El monstruo había vuelto.

El artista se encogió al sentir como los dedos del Pecador se clavaban en sus muslos, casi haciéndole daño, pero intentó mantener el control, a pesar de que estaba aterrorizado.

- ¿Porque estás aquí?

Era una pregunta estúpida, pero era la única que se le ocurría en ese momento y cuando el álter ego de Riario se arrodilló entre sus piernas, sintió que se le retorcía el estómago.

- Sabes por qué estoy aquí, artista. Los acontecido recientemente ha sido demasiado para la débil mente del gusano y aparecí.

El monstruo se rio y se miró el cuerpo y lanzó una sonora carcajada al ver su erección.

- Te dije que el gusano te deseaba y no te lo creíste y al final te lo has follando.

Da Vinci lo miro con repulsión cuando lo vio acariciarse a sí mismo.
El pecador se dio cuenta y no pudo contener su regocijo.

- No se por qué te muestras tan remilgado, artista. Su cuerpo sigue aquí, y también su polla y ese culo prieto donde tanto te gusta meterla.

El monstruo se lamio los labios e hizo un gesto obsceno con su lengua.

- ¿Pero de que me sirve su carcasa si su esencia no está dentro?

El pecador estalló en risas y se llevó la mano al pecho con gesto teatral.

- Ohhhhh, Da Vinci... ¿Te has enamorado?

Se inclinó sobre él y atrapándolo entre sus brazos se acercó a su oído.

- ¿¿¿Cómo es que un genio como tú ama un saco de mierda lleno de culpabilidad y remordimientos???? Seguro que se echó a llorar cuando lo hiciste correrse la primera vez. ¿A que si? El pobre gusano llorando por no merecerte... Esa pobre escoria....

Riario estallo otra vez esa risa maniaca e histérica que Leo tanto detestaba.

- ¿Sabes que este sodomita se enamoró de ti al verte la primera vez? Si, artista... el pequeño Girolamo ansiado ser amado y poseído por la mente más brillante de Italia... las muchas noches que paso aquí, sólo, machacándosela por ti y jadeando tu nombre al correrse en su mísero puño mientras tú le disparabas cañones, y lo ridiculizabasdejándolo siempre en evidencia delante de todos.

El pecador negó con la cabeza y lamio el lóbulo de la oreja del florentino.

- ¿Sabes también que tuviste parte de culpa cuando se cortó las venas?

Leo lo miro con horror al pecador.

- Yo no... No tuve nada que ver con eso...

El Pecador mordisqueo el mentón de Da Vinci y su mano se deslizó  por los músculos de su estomago, provocándolo.

-Sí que tuviste mucho que ver, artista. Recuerda, Leonardo....

Su mente viajó al pasado. Al viaje de vuelta del nuevo mundo. Había pasado horas y horas trabajando en la cabeza parlante y fumando el opio que Américo le había proporcionado.

Recordaba el dolor de Riario. Sus fiebres... Sus gritos suplicando que lo dejará morir....
Recordaba el terror de perderlo y recordaba....

- Fue un sueño...

Jadeo Leonardo. La mano del monstruo era hábil y el cuerpo del artista reaccionaba a sus caricias.

- No fue un sueño artista... No culpes al opio de tu propia lujuria.

Leonardo sintió que se ahogaba. Le costaba respirar al recordar las noches que había cuidado de Riario cuando se rompió la pierna escapando de la bóveda celeste.

Las primeras noches había temido que la fiebre y la infección matarán al conde y no se había separado de el ni un segundo.

- Ibas a morirte y yo no sabía que más podía hacer....

Gimió Leonardo hundiendo sus dedos entre el pelo de su amante, que seguía atormentándolo con su mano.

- Yo había estado fumando en tu habitación, esperando que el humo de la amapola te diera algo de paz pero tú gemías, temblando de frío y casi consumido por las fiebres.
Me suplicabas que te matará... Que terminará con el dolor, y yo no podía dejarte... No después de todo lo que habíamos pasado, Girolamo...

Un dolor repentino en su erección lo hizo abrir los ojos y sintió al pecador apretándolo y clavándole una uña.

- Yo no soy Girolamo, artista, pero continúa... Recuerda.

Riario se inclinó hacia sus labios y tiró del inferior con sus dientes.
Leonardo gimió, tanto por las caricias del pecador en su cuerpo como por los recuerdos y cerró los ojos, dejándose llevar.
El monstruo tenía razón: su cuerpo seguía siendo el de Girolamo y aunque su personalidad lo repugnara, no podía negar que se sentía ansioso y excitado por sus atenciones.

- Riario tenía mucho frio, y no dejaba de temblar.
Los delirios empezaron poco después y sollozaba, arrepentido por todo lo que había hecho a instancias de Sixto.
Yo no sabía qué hacer y pensé que podía al menos intentar aliviar su frío.

Leo se estremeció ante los recuerdos y su lengua se paseó nerviosa por sus labios.

- Me desnude y me metí en la cama con él, intentando que el calor de mi cuerpo calentara el suyo.
A pesar de estar casi a las puertas de la muerte, era el guerrero más formidable que yo había conocido.
Su cuerpo estaba caliente y cuando me incline para examinar su pierna, sentí su erección contra mi brazo.
El gimió mi nombre... Era el sonido más maravilloso que yo había escuchado y no pude evitarlo. Me incline sobre él, invadiendo su boca con la mía... Acariciando sus labios con mi lengua y el me respondió.
Pensé que lo iba a perder, y no quería que se marchará sin que supiera que no era mi enemigo...

El pecador se rio y mordió su cuello, perforando la delicada piel con sus dientes y el artista jadeo, anclando con su mano la boca del pecador a su garganta.

- Oh, Joder.... esto no puede estar bien...

Leonardo intentaba llevar algo de cordura a su atribulada mente y apenas lo consiguió. El monstruo no iba a cesar en su empeño y él no podía escapar. Cuando dejó de succionar su cuello, murmuró con voz divertida y ronca.

- Continúa, artista... ¿¿¿Que más recuerdas???

El miembro de Leo dio una sacudida ante los recuerdos olvidados y se mordió los labios, intentando controlarse.

- Le seguí besando... Acariciando su cuerpo cincelado y el me correspondió, jadeando mi nombre...

- Y te lo follaste... Hundiste tu polla en su culo y te lo follaste mientras se la meneabas...

El pecador soltó una de sus desagradables carcajadas y con un movimiento rápido, inmovilizo las manos de Leonardo por encima de su cabeza y aprisiono sus piernas entre sus rodillas.

- Te follaste su culito virgen mientras estaba en las puertas de la muerte por la infección y atribulado por el opio.

Leonardo entró en pánico intentando salir de debajo del cuerpo del monstruo.

- El me lo pidió... Me pidió que lo poseyera... Me dijo... Oh, Joder... me dijo que me amaba y que siempre lo había hecho y que si iba a morir por lo menos le concediera mi amor antes de irse...
Y lo hice... Lo hice por que....

-¿¿¿Por qué lo hiciste Da Vinci??? ¿¿¿Te ponía caliente verlo tan indefenso??? ¿¿¿¿Pensaste que era divertido follartelo mientras estaba casi muerto, jodido sodomita enfermo???

Eso enfureció a Leonardo y haciendo acopio de todas sus fuerzas dobló las piernas, las separó lo suficiente para liberar una y patear al pecador en el estómago con todas sus fuerzas.

- ¡Lo hice porque lo amo, puto bastardo mal nacido!

Riario cayó hacia atrás, y Leo salto de la cama, buscando algo con que defenderse.

- Eso ha sido un error artista... Tú no sabes lo que es el amor... Tú sólo reaccionas a la lujuria.

El monstruo se lanzó a por él, derribándolo contra la cómoda y el aire escapó de los pulmones de Leonardo al ser golpeado con fuerza en el estómago.
Sus manos tanteador buscando algo con que golpear al pecador y cuando dio con algo frío y metálico, no se paró a pensar.
Cogió el crucifijo y golpeó a Riario en la cara con todas sus fuerzas, y el monstruo cayó hacia atrás, con un gruñido de dolor y la sangre brotando de un feo corte sobre su pómulo.

- Muy bien, artista... Lo podríamos haber pasado bien juntos pero no me dejas otra opción que matarte... El gusano lloraba tu pérdida, pero yo voy a disfrutar como nunca cuando te arranqué las tripas y te crucifique e medio de la plaza de San Pedro...

Riario iba a levantarse, y Leo lo vio claro.

Su mente dibujo la anatomía del conde, y en pocos segundos, supo donde debía golpear.

Escogió un punto sobre el flexo, que lo dejó inconsciente, pero no mal herido y su mente se puso a trabajar a toda velocidad.

Debía inmovilizar al monstruo y buscar ayuda.

En pocas horas tenían un cónclave y no podía dejar que el monstruo de Italia campaña a sus anchas por el Vaticano.

Con los cordones de las cortinas, ató las manos de la monstruosa su espalda con unos nudos complicados y luego paso las cuerdas por los postes de la cama.

Cuando terminó estaba despeinado, sudoroso y cansado y le dieron ganas de patear el cuerpo inconsciente que yacía a sus pies, pero recordó que su Girolamo estaba ahí dentro, atrapado en alguna parte, y se inclinó para quitar el rebelde flequillo que caía sobre los ojos del conde.

- Vuelve, Girolamo.... No dejes que el pecador te venza... Te necesito...

Se inclinó y beso su frente y sintió que se le partía el corazón.... Si no podía eliminar al Monstruo de Italia, debería plantearse matarlo, y con él a su amor.

continua en el  capitulo XII

3 comentarios:

  1. No se si odiar al Pecador o amarlo... puede ser malo pero es parte de Riario.

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  2. Wooowww guapa!! Quede con la boca abierta. . Muy bueno niña

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  3. Muchisimas gracias a las dos por comentar!! :)

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